La institucionalidad en el sector energético guatemalteco se erige en un faro para la región, demostrando cómo una regulación sólida puede desmonopolizar y modernizar la generación y transmisión de energía. Este modelo, clave para el desarrollo sostenible, fue el eje central de la apertura del Summit de República Sostenibilidad 2025, “Energía para Todos”.
Por qué importa. La visión de la energía como motor de desarrollo y las condiciones que lo hacen posible: inversión, tecnología, capacidad técnica e institucionalidad, fueron el punto de partida en el Summit.
- Estas son las bases para entender la trascendencia del modelo guatemalteco.
- Raúl Bouscayrol, presidente de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), al inaugurar el evento, destacó que “hablar de energía es hablar del futuro mismo”. Recordó los “tiempos oscuros” previos a 1996, con apagones constantes y menos de la mitad de la población con acceso a electricidad.
- La transformación no fue casual; fue el resultado de un cambio profundo en el modelo, liderado por la Ley General de Electricidad, que la CIG impulsó.
Lo indispensable. La Ley General de Electricidad, en palabras de Bouscayrol, fue el “relámpago” que marcó el inicio de una transformación estructural. Esta ley es fundamental para el sector, al haber desmonopolizado y regulado técnicamente la generación y transmisión, creando un mercado competitivo.
- Esta normativa, que data de 1996, permitió pasar de un sistema centralizado a uno de alta participación, atrayendo inversión nacional y extranjera.
- Bouscayrol enfatizó que el éxito radica en haber generado una “institucionalidad robusta, fuerte y desmonopolizada”, la cual es reconocida a nivel mundial por su eficiencia y su promoción de la generación al menor costo.
- La consideran la “joya de la corona” del sector público guatemalteco.
Lo que sigue. Mantener la Ley General de Electricidad inalterada es crucial para preservar la estabilidad y los incentivos financieros del sector. Es necesario atender los desafíos de inversión y coordinación para que el modelo siga siendo exitoso y responda a la creciente demanda energética.
- Bosco R. Ballvé, director general de República Media Group, corroboró al inicio del Summit que el modelo guatemalteco se ha convertido en un referente regional gracias a la desmonopolización y la apertura de mercados.
- Si bien Guatemala ha absorbido la volatilidad de precios internacionales, el crecimiento económico implica un mayor consumo eléctrico.
- Ballvé advirtió que la demanda ya supera la oferta en algunos momentos, lo que exige “invertir” y solucionar “obstáculos a la inversión” como la descoordinación institucional y la conflictividad social.
Voces. La institucionalidad sólida y la no modificación de la ley son pilares para el desarrollo continuo del sector energético. La colaboración público-privada es esencial para atraer la inversión necesaria y superar los retos que se presentan.
- Bouscayrol reiteró que, a pesar de los logros, “nada de eso puede darse por sentado”. Subrayó la importancia de “defender los incentivos financieros” y de que las instituciones “funcionen más como activos”.
- Los desafíos incluyen la conflictividad social en torno a los proyectos y la necesidad de actualización.
- La receta es aumentar la competencia, fortalecer las instituciones y mantener reglas claras con independencia política para que el sector privado, junto con la Ley 93-96, impulse el avance del país.
La institucionalidad en el sector energético guatemalteco se erige en un faro para la región, demostrando cómo una regulación sólida puede desmonopolizar y modernizar la generación y transmisión de energía. Este modelo, clave para el desarrollo sostenible, fue el eje central de la apertura del Summit de República Sostenibilidad 2025, “Energía para Todos”.
Por qué importa. La visión de la energía como motor de desarrollo y las condiciones que lo hacen posible: inversión, tecnología, capacidad técnica e institucionalidad, fueron el punto de partida en el Summit.
- Estas son las bases para entender la trascendencia del modelo guatemalteco.
- Raúl Bouscayrol, presidente de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), al inaugurar el evento, destacó que “hablar de energía es hablar del futuro mismo”. Recordó los “tiempos oscuros” previos a 1996, con apagones constantes y menos de la mitad de la población con acceso a electricidad.
- La transformación no fue casual; fue el resultado de un cambio profundo en el modelo, liderado por la Ley General de Electricidad, que la CIG impulsó.
Lo indispensable. La Ley General de Electricidad, en palabras de Bouscayrol, fue el “relámpago” que marcó el inicio de una transformación estructural. Esta ley es fundamental para el sector, al haber desmonopolizado y regulado técnicamente la generación y transmisión, creando un mercado competitivo.
- Esta normativa, que data de 1996, permitió pasar de un sistema centralizado a uno de alta participación, atrayendo inversión nacional y extranjera.
- Bouscayrol enfatizó que el éxito radica en haber generado una “institucionalidad robusta, fuerte y desmonopolizada”, la cual es reconocida a nivel mundial por su eficiencia y su promoción de la generación al menor costo.
- La consideran la “joya de la corona” del sector público guatemalteco.
Lo que sigue. Mantener la Ley General de Electricidad inalterada es crucial para preservar la estabilidad y los incentivos financieros del sector. Es necesario atender los desafíos de inversión y coordinación para que el modelo siga siendo exitoso y responda a la creciente demanda energética.
- Bosco R. Ballvé, director general de República Media Group, corroboró al inicio del Summit que el modelo guatemalteco se ha convertido en un referente regional gracias a la desmonopolización y la apertura de mercados.
- Si bien Guatemala ha absorbido la volatilidad de precios internacionales, el crecimiento económico implica un mayor consumo eléctrico.
- Ballvé advirtió que la demanda ya supera la oferta en algunos momentos, lo que exige “invertir” y solucionar “obstáculos a la inversión” como la descoordinación institucional y la conflictividad social.
Voces. La institucionalidad sólida y la no modificación de la ley son pilares para el desarrollo continuo del sector energético. La colaboración público-privada es esencial para atraer la inversión necesaria y superar los retos que se presentan.
- Bouscayrol reiteró que, a pesar de los logros, “nada de eso puede darse por sentado”. Subrayó la importancia de “defender los incentivos financieros” y de que las instituciones “funcionen más como activos”.
- Los desafíos incluyen la conflictividad social en torno a los proyectos y la necesidad de actualización.
- La receta es aumentar la competencia, fortalecer las instituciones y mantener reglas claras con independencia política para que el sector privado, junto con la Ley 93-96, impulse el avance del país.