A unas 14 millas de Ciudad de Guatemala se encuentra La Finka, San José Pinula, un destino que comenzó en 2017 como un restaurante de campo con gallinas y conejos. Hoy es un punto de encuentro que a la naturaleza y la conservación animal añade la gastronomía.
Lo que diferencia a este lugar no es solo la variedad de especies que resguarda, sino el propósito detrás de la misma. La mayoría de los animales son rescatados o intercambiados con zoológicos para preservar su especie y bienestar.
El lugar tiene capacidad para unas 320 personas y está dividido en tres áreas diseñadas para vivir, no solo ver:
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La Granja Interactiva, donde niños y adultos pueden alimentar vacas, caballos, llamas o burritos por GTQ 15.
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Tierra Perdida, una zona temática que parece salida de una película de aventuras, con figuras gigantes como King Kong y Godzilla, senderos fotográficos y un mirador con vista a la naturaleza. El acceso es gratuito al consumir en el restaurante.
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Tierra Salvaje, la más buscada, donde puedes interactuar con lemures (GTQ 35), monos capuchinos (GTQ 25), una nutria juguetona (GTQ 50), y, por supuesto, la estrella del lugar: la capibara.
Alimentar a la capibara no es una simple actividad. Es una experiencia guiada de 10 minutos (GTQ100 por persona, fines de semana), donde un cuidador especializado acompaña a los visitantes para asegurar una interacción respetuosa y enriquecedora. El animal se deja acompañar con paciencia y hasta posa para las fotos.
Para participar en cualquier experiencia, primero debes reservar tu espacio en el centro de experiencias, llegar 15 minutos antes y seguir las indicaciones de los cuidadores. Todo está meticulosamente organizado para priorizar el bienestar animal y ofrecer un momento auténtico a los visitantes.
Además de las actividades, La Finka sigue siendo un restaurante con menú variado para desayunar o almorzar en medio del campo. Y como extra: cada experiencia adquirida aporta a LAZAC, una fundación que apoya la conservación de animales en Latinoamérica.
Cabe señalar, asimismo, que este destino organiza eventos como pueden ser cumpleaños, comuniones y graduaciones.
Con entrada gratuita (previo consumo), miradores, áreas de juego, fauna rescatada y actividades con propósito, La Finka es más que un restaurante o parque: es un viaje para reconectar con la naturaleza, en familia o con amigos, una experiencia que vale la pena vivir.
A unas 14 millas de Ciudad de Guatemala se encuentra La Finka, San José Pinula, un destino que comenzó en 2017 como un restaurante de campo con gallinas y conejos. Hoy es un punto de encuentro que a la naturaleza y la conservación animal añade la gastronomía.
Lo que diferencia a este lugar no es solo la variedad de especies que resguarda, sino el propósito detrás de la misma. La mayoría de los animales son rescatados o intercambiados con zoológicos para preservar su especie y bienestar.
El lugar tiene capacidad para unas 320 personas y está dividido en tres áreas diseñadas para vivir, no solo ver:
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La Granja Interactiva, donde niños y adultos pueden alimentar vacas, caballos, llamas o burritos por GTQ 15.
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Tierra Perdida, una zona temática que parece salida de una película de aventuras, con figuras gigantes como King Kong y Godzilla, senderos fotográficos y un mirador con vista a la naturaleza. El acceso es gratuito al consumir en el restaurante.
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Tierra Salvaje, la más buscada, donde puedes interactuar con lemures (GTQ 35), monos capuchinos (GTQ 25), una nutria juguetona (GTQ 50), y, por supuesto, la estrella del lugar: la capibara.
Alimentar a la capibara no es una simple actividad. Es una experiencia guiada de 10 minutos (GTQ100 por persona, fines de semana), donde un cuidador especializado acompaña a los visitantes para asegurar una interacción respetuosa y enriquecedora. El animal se deja acompañar con paciencia y hasta posa para las fotos.
Para participar en cualquier experiencia, primero debes reservar tu espacio en el centro de experiencias, llegar 15 minutos antes y seguir las indicaciones de los cuidadores. Todo está meticulosamente organizado para priorizar el bienestar animal y ofrecer un momento auténtico a los visitantes.
Además de las actividades, La Finka sigue siendo un restaurante con menú variado para desayunar o almorzar en medio del campo. Y como extra: cada experiencia adquirida aporta a LAZAC, una fundación que apoya la conservación de animales en Latinoamérica.
Cabe señalar, asimismo, que este destino organiza eventos como pueden ser cumpleaños, comuniones y graduaciones.
Con entrada gratuita (previo consumo), miradores, áreas de juego, fauna rescatada y actividades con propósito, La Finka es más que un restaurante o parque: es un viaje para reconectar con la naturaleza, en familia o con amigos, una experiencia que vale la pena vivir.