Jake Denburg no se define como chef, aunque lleva cocinando desde los 11 años. Prefiere otro título: ingeniero de sabores. Y basta una visita a su restaurante para entender porqué. En cada plato, cada salsa, cada combinación de ingredientes hay un método, una precisión y una creatividad que escapan de lo convencional. Con 37 años en la escena gastronómica de Guatemala, el local, es un clásico que no envejece: se reinventa con cada bocado.
Aquí, el sabor no es un accidente. Es el resultado de décadas de experimentar, ajustar y perfeccionar. Es la salsa que acompaña al “Vaquero Chino” —una mezcla atrevida de ron Zacapa, café espresso, azúcar morena y fondo de sal que convierte un corte de steak en algo inolvidable.
Es la mantequilla glaseada con trufa y balsámico que se derrite lentamente sobre un filet mignon perfectamente asado. Y también es el aceite de oliva importado desde España, o el pulpo que llega fresco desde el otro lado del Atlántico, para que la experiencia no solo sea local, sino global.
Entre las entradas más representativas, destaca el pulpo a la parrilla: cocinado al punto, servido sobre papas rostizadas, con especias aromáticas y chips de ajo crujientes. Otro infaltable son los Tiger Rolls, presentes en el menú desde hace más de tres décadas. Se trata de una preparación a base de queso crema y carne de cangrejo, envuelta en pan, frita y acompañada de una salsa de tomate que realza sus sabores.
La creatividad también se refleja en los postres. Su cheesecake cubierto con crème brûlée flameado —una creación de la casa— fusiona texturas y temperaturas. Y para quienes buscan un cierre tradicional, el tres leches se ha ganado fama por mérito propio como uno de los mejores de la ciudad.
Jake’s está ubicado en La Estación, Zona 10. Sin embargo, más allá del espacio físico, lo que convierte a este restaurante en una experiencia única es su enfoque: cocina con intención, historia e identidad clara.
Porque en Jake’s, el sabor no solo se cocina. Se diseña.
Jake Denburg no se define como chef, aunque lleva cocinando desde los 11 años. Prefiere otro título: ingeniero de sabores. Y basta una visita a su restaurante para entender porqué. En cada plato, cada salsa, cada combinación de ingredientes hay un método, una precisión y una creatividad que escapan de lo convencional. Con 37 años en la escena gastronómica de Guatemala, el local, es un clásico que no envejece: se reinventa con cada bocado.
Aquí, el sabor no es un accidente. Es el resultado de décadas de experimentar, ajustar y perfeccionar. Es la salsa que acompaña al “Vaquero Chino” —una mezcla atrevida de ron Zacapa, café espresso, azúcar morena y fondo de sal que convierte un corte de steak en algo inolvidable.
Es la mantequilla glaseada con trufa y balsámico que se derrite lentamente sobre un filet mignon perfectamente asado. Y también es el aceite de oliva importado desde España, o el pulpo que llega fresco desde el otro lado del Atlántico, para que la experiencia no solo sea local, sino global.
Entre las entradas más representativas, destaca el pulpo a la parrilla: cocinado al punto, servido sobre papas rostizadas, con especias aromáticas y chips de ajo crujientes. Otro infaltable son los Tiger Rolls, presentes en el menú desde hace más de tres décadas. Se trata de una preparación a base de queso crema y carne de cangrejo, envuelta en pan, frita y acompañada de una salsa de tomate que realza sus sabores.
La creatividad también se refleja en los postres. Su cheesecake cubierto con crème brûlée flameado —una creación de la casa— fusiona texturas y temperaturas. Y para quienes buscan un cierre tradicional, el tres leches se ha ganado fama por mérito propio como uno de los mejores de la ciudad.
Jake’s está ubicado en La Estación, Zona 10. Sin embargo, más allá del espacio físico, lo que convierte a este restaurante en una experiencia única es su enfoque: cocina con intención, historia e identidad clara.
Porque en Jake’s, el sabor no solo se cocina. Se diseña.