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El sector energético guatemalteco es un ejemplo ante el estatismo eléctrico

.
Gérman Gómez
25 de junio, 2025

El suministro eléctrico del país condiciona el desarrollo económico, social y político de sus habitantes. A nivel regional, Guatemala se convirtió en un referente. La razón: su matriz eléctrica diversificada, robusta y competitiva. En contraste, México demuestra los riesgos del estatismo: baja inversión, menor cobertura y promesas incumplidas. 

Por qué importa. El caso guatemalteco no solo marca la diferencia regional, sino que representa una oportunidad de atracción de capital extranjero. Al respecto, Damián Martínez Tagüeñ, managing director de FTI Consulting, explicó en el República Summit Sostenibilidad 2025: Energía para todos, el porqué del fracaso del estatismo eléctrico de México.  

  • Afirmó que desde hace “más de 30 años los intentos de mejorar el servicio fracasaron”. El motivo es la excesiva intervención del Estado en la gestión de la inversión eléctrica. 

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  • En 2018, las inversiones en el sector eléctrico descendieron drásticamente en la República mexicana. Según las cifras compartidas por Martínez, hasta 2024 se registró US$ 13.34 M.  

  • Sin embargo, entre 2013 y 2018 el dato fue de US$ 54.48 M. La caída es notable, pues se trata de US$ 41.14 M. Esto hace que cada vez exista menos acceso a la electricidad. 

Visto y no visto. Los factores políticos de cada país importan en el desarrollo del mercado eléctrico, no solo las regulaciones que este pueda generar de “forma automática”. México, por ejemplo, implementó reformas que alejaron la ampliación de nuevas tecnologías y mecanismo de distribución —Guatemala hizo lo contraría—. 

  • Hechos que contradicen las promesas estatistas de la apertura del sector energético a la inversión extranjera. Hoy, esta busca nuevos espacios para asentarse y generar prosperidad en la región. 

  • Guatemala, por su calidad de modelo tiene la oportunidad de atraerla. El reto está en mantenerla y en implementar nuevos mecanismos que faciliten el florecimiento de las nuevas fuentes de energía, como la solar. 

  • La promesa de la presidente Claudia Sheinbaum de mejorar la producción energética, con la reforma constitucional, es el principio de la reconciliación entre el sector público y privado. 

A hora qué. Guatemala debe aprovechar su posición como referente energético regional —Centroamérica—, pero no puede confiarse. La estabilidad lograda necesita reforzarse con innovación, diversificación renovable y defensa institucional, para no replicar el modelo de México. El futuro exige decisiones que mantengan la competitividad sin comprometer la independencia técnica. 

  • La institucionalidad técnica —como la CNEE y el AMM— debe blindarse ante intentos de captura política que debiliten la confianza de los inversionistas y distorsionen el mercado eléctrico. 

  • El Gobierno y el sector privado deben coordinar mecanismos de atracción de inversión energética, para garantizar seguridad jurídica, estabilidad normativa y licitaciones abiertas. Hasta ahora lo han hecho bien. 

  • El país tiene la oportunidad de atraer inversión extranjera que huye de modelos estatistas como el mexicano. Para lograrlo, debe mantener reglas claras, estabilidad jurídica y procesos de licitación transparentes. Actualmente, tiene el reto. 

Conclusión. Los guatemaltecos pueden tener la tranquilidad de que se atiende toda la demanda eléctrica del país al menor costo, a través de una ley moderna, instituciones independientes y participación privada. Además, el sistema que gestiona la nación es un referente de estabilidad y calidad. Pilares fundamentales en la gestión de oportunidades para el desarrollo. 

  • A nivel nacional, se tiene un 91.8% de cobertura eléctrica. El éxito actual es fruto de una crisis energética que propició la aprobación de la novedosa y exitosa Ley General de Electricidad en 1996. 

  • En el caso de México, el estatismo demostró la ineficacia para gestionar la energía eléctrica. Esto, a pesar de las últimas tres reformas del sistema nacional de energía. 

  • El futuro depende de ampliar las fuentes renovables y mantener la confianza en un sistema donde la política no entorpezca el progreso. Guatemala es un ejemplo de éxito. 

El sector energético guatemalteco es un ejemplo ante el estatismo eléctrico

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Gérman Gómez
25 de junio, 2025

El suministro eléctrico del país condiciona el desarrollo económico, social y político de sus habitantes. A nivel regional, Guatemala se convirtió en un referente. La razón: su matriz eléctrica diversificada, robusta y competitiva. En contraste, México demuestra los riesgos del estatismo: baja inversión, menor cobertura y promesas incumplidas. 

Por qué importa. El caso guatemalteco no solo marca la diferencia regional, sino que representa una oportunidad de atracción de capital extranjero. Al respecto, Damián Martínez Tagüeñ, managing director de FTI Consulting, explicó en el República Summit Sostenibilidad 2025: Energía para todos, el porqué del fracaso del estatismo eléctrico de México.  

  • Afirmó que desde hace “más de 30 años los intentos de mejorar el servicio fracasaron”. El motivo es la excesiva intervención del Estado en la gestión de la inversión eléctrica. 

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  • En 2018, las inversiones en el sector eléctrico descendieron drásticamente en la República mexicana. Según las cifras compartidas por Martínez, hasta 2024 se registró US$ 13.34 M.  

  • Sin embargo, entre 2013 y 2018 el dato fue de US$ 54.48 M. La caída es notable, pues se trata de US$ 41.14 M. Esto hace que cada vez exista menos acceso a la electricidad. 

Visto y no visto. Los factores políticos de cada país importan en el desarrollo del mercado eléctrico, no solo las regulaciones que este pueda generar de “forma automática”. México, por ejemplo, implementó reformas que alejaron la ampliación de nuevas tecnologías y mecanismo de distribución —Guatemala hizo lo contraría—. 

  • Hechos que contradicen las promesas estatistas de la apertura del sector energético a la inversión extranjera. Hoy, esta busca nuevos espacios para asentarse y generar prosperidad en la región. 

  • Guatemala, por su calidad de modelo tiene la oportunidad de atraerla. El reto está en mantenerla y en implementar nuevos mecanismos que faciliten el florecimiento de las nuevas fuentes de energía, como la solar. 

  • La promesa de la presidente Claudia Sheinbaum de mejorar la producción energética, con la reforma constitucional, es el principio de la reconciliación entre el sector público y privado. 

A hora qué. Guatemala debe aprovechar su posición como referente energético regional —Centroamérica—, pero no puede confiarse. La estabilidad lograda necesita reforzarse con innovación, diversificación renovable y defensa institucional, para no replicar el modelo de México. El futuro exige decisiones que mantengan la competitividad sin comprometer la independencia técnica. 

  • La institucionalidad técnica —como la CNEE y el AMM— debe blindarse ante intentos de captura política que debiliten la confianza de los inversionistas y distorsionen el mercado eléctrico. 

  • El Gobierno y el sector privado deben coordinar mecanismos de atracción de inversión energética, para garantizar seguridad jurídica, estabilidad normativa y licitaciones abiertas. Hasta ahora lo han hecho bien. 

  • El país tiene la oportunidad de atraer inversión extranjera que huye de modelos estatistas como el mexicano. Para lograrlo, debe mantener reglas claras, estabilidad jurídica y procesos de licitación transparentes. Actualmente, tiene el reto. 

Conclusión. Los guatemaltecos pueden tener la tranquilidad de que se atiende toda la demanda eléctrica del país al menor costo, a través de una ley moderna, instituciones independientes y participación privada. Además, el sistema que gestiona la nación es un referente de estabilidad y calidad. Pilares fundamentales en la gestión de oportunidades para el desarrollo. 

  • A nivel nacional, se tiene un 91.8% de cobertura eléctrica. El éxito actual es fruto de una crisis energética que propició la aprobación de la novedosa y exitosa Ley General de Electricidad en 1996. 

  • En el caso de México, el estatismo demostró la ineficacia para gestionar la energía eléctrica. Esto, a pesar de las últimas tres reformas del sistema nacional de energía. 

  • El futuro depende de ampliar las fuentes renovables y mantener la confianza en un sistema donde la política no entorpezca el progreso. Guatemala es un ejemplo de éxito. 

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