Carolina Martínez: “La deficiencia de vitamina A dejó de ser un problema de salud pública"
Carolina Martínez ha dedicado más de tres décadas al Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP), donde ha sido testigo y protagonista de una de las transformaciones más significativas en la salud pública de Guatemala: la fortificación del azúcar con vitamina A.
Martínez, química bióloga de formación, coordina el Laboratorio de Bioquímica Nutricional del Departamento Técnico de Nutrición y Micronutrientes, y ha trabajado incansablemente en el desarrollo, evaluación y perfeccionamiento de tecnologías alimentarias que han impactado a millones.
En esta conversación, nos guía por el origen, evolución y resultados del programa de fortificación, desde sus inicios en los años 70 hasta su consolidación como política pública que logró erradicar la deficiencia de vitamina A como problema de salud en el país.
¿Cómo nació la idea de fortificar el azúcar con vitamina A?
— A finales de los años sesenta, INCAP, junto con ministerios de salud y el Departamento de Salud de EE. UU., realizó una encuesta regional. En Guatemala, se detectó que el 26 % de la población tenía deficiencia de vitamina A. Era un problema grave.
¿Por qué se eligió el azúcar como vehículo?
— Porque su consumo era constante y llegaba incluso a las zonas más remotas. Era el alimento ideal para garantizar la cobertura nacional.
¿Qué dificultades enfrentaron al mezclar vitamina A con azúcar?
— La vitamina A es un polvo fino y el azúcar son cristales grandes. Para evitar la segregación, la encapsulamos con gelatina y aceites, logrando que se adhiera sin separarse.
¿Qué es la segregación?
— Es cuando se mezclan partículas de distinto tamaño y las más pequeñas se van al fondo. Con la técnica del encapsulado, logramos que la vitamina A se adhiera al azúcar sin separarse.
¿Cuánto tiempo tomó perfeccionar el proceso?
— Desde 1972 hasta hoy. La mejora es continua. En salud pública, todo se evalúa constantemente.
¿Cómo demostraron la efectividad?
— El doctor Guillermo Arroyave hizo estudios en comunidades. Tras seis meses de consumo de azúcar fortificada, los niveles de retinol —vitamina A— en sangre aumentaron significativamente.
¿Cómo afectó la zafra azucarera estacional?
— El azúcar se fortificaba en la zafra, que dura de noviembre a mayo. Esto significaba fortificar toda la producción nacional en ese periodo.
¿Qué nivel de pérdida encontraron en condiciones extremas?
— En pruebas en lugares con altas temperaturas y humedad, la pérdida llegó al 50 % en ocho meses. Eso permitió ajustar las dosis iniciales.
¿Cómo ajustaron las dosis?
— Originalmente, se exigía 15 mg por kilo con un margen muy estrecho, pero el proceso tiene 30 % de variación. Se hicieron ajustes en la norma para hacerlo viable.
¿Qué reveló la evaluación de 1995?
— La deficiencia bajó del 26 % al 16 %, concentrándose en niños menores de tres años. Se complementó con megadosis de vitamina A en menores de cinco años.
¿Cuándo se eliminó como problema de salud pública?
— Entre 1975 y 2010. En 2010, la deficiencia era de solo 0.3 %.
¿Hubo interrupciones en el programa?
— Sí, en los años posteriores al terremoto y por crisis políticas. Desde 1987, el programa se mantiene sin interrupciones.
¿Cómo se vigila la calidad actualmente?
— Desde 2011, con el apoyo de USAID, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y Unicef, se evalúan los indicadores nutricionales y verifica la fortificación.
¿Qué muestran los últimos datos?
— Menos del 1 % de deficiencia en mujeres y niños. El logro se ha sostenido.
¿Cómo ha variado el consumo de azúcar?
— El consumo se mantiene alto por hábitos culturales, no por la fortificación. La gente ni siquiera sabe que el azúcar está fortificada.
¿Cuál es la diferencia entre fortificación y suplementación?
— Fortificación es cuando se agrega el micronutriente a un alimento para toda la población sin cambiar hábitos. Suplementación: se administra una cápsula con megadosis, que requiere logística y cumplimiento individual.
¿Quién realiza el monitoreo externo?
— La Liga del Consumidor hizo monitoreos externos. Compraba azúcar en mercados y enviaba muestras al INCAP.
¿Cómo ha innovado la industria azucarera?
— Ahora fortifican justo antes de distribuir, lo que reduce la pérdida de vitamina A.
¿Por qué es importante ajustar la ley?
— Porque ya no se necesita tanta vitamina A, ni márgenes tan altos, y se debe evitar el exceso. El reglamento actualizado está en proceso de aprobación.
¿Por qué no se eligieron otros vehículos?
— El consumo de sal era bajo y su calidad deficiente; además, no podía absorber vitamina A. El aceite no estaba industrializado y el pan no llegaba a zonas rurales. El azúcar era el mejor vehículo.
¿La fortificación del azúcar es obligatoria?
— Sí. Es obligatorio y el INCAP monitorea la calidad constantemente.
¿La suplementación forma parte del programa público?
— Es responsabilidad del Ministerio. Solo se administra a menores de 6 a 11 meses, porque el resto está cubierto por la fortificación y la lactancia.
¿Cómo se administra la suplementación?
— En los centros de salud durante los controles de crecimiento. Antes se hacía en campañas, ahora solo en consultas regulares.
¿Qué resultados obtuvieron al analizar leche materna?
— En los años 90, encontramos niveles altos, comparables con los de madres suizas. Se confirmó en laboratorios de EE. UU. La explicación: el azúcar fortificada.
¿La reducción de problemas visuales se ha cuantificado?
— Sí, revisamos expedientes de hospitales. Los problemas visuales por deficiencia disminuyeron notablemente tras la fortificación y suplementación.
¿Cómo contribuye la vitamina A al desarrollo cognitivo y la longevidad?
— Mejora la inmunidad y reduce la inflamación. Ha contribuido a disminuir la anemia y mejorar la salud general, aunque no es el único factor.
¿Cómo se compara este programa con la fortificación de sal con yodo?
— Ambos son ejemplos exitosos de políticas basadas en la evidencia y sostenidas en el tiempo. El yodo eliminó el bocio y la deficiencia neurológica.
¿Qué legado deja este programa?
— Que con evidencia, alianzas y compromiso, Guatemala puede implementar políticas sostenibles y exitosas. La fortificación del azúcar con vitamina A es prueba de ello.
¿Qué mensaje debe recibir la población?
— Que exija azúcar empacada y fortificada. Debe conocer los beneficios de la vitamina A para exigir calidad e inocuidad.
¿Han estudiado el contrabando?
— Sí, en áreas fronterizas hay riesgo por azúcar no fortificada proveniente de México o Belice. Esto afecta la cobertura, por lo que se coordinan esfuerzos interinstitucionales para controlarlo.
Carolina Martínez: “La deficiencia de vitamina A dejó de ser un problema de salud pública"
Carolina Martínez ha dedicado más de tres décadas al Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP), donde ha sido testigo y protagonista de una de las transformaciones más significativas en la salud pública de Guatemala: la fortificación del azúcar con vitamina A.
Martínez, química bióloga de formación, coordina el Laboratorio de Bioquímica Nutricional del Departamento Técnico de Nutrición y Micronutrientes, y ha trabajado incansablemente en el desarrollo, evaluación y perfeccionamiento de tecnologías alimentarias que han impactado a millones.
En esta conversación, nos guía por el origen, evolución y resultados del programa de fortificación, desde sus inicios en los años 70 hasta su consolidación como política pública que logró erradicar la deficiencia de vitamina A como problema de salud en el país.
¿Cómo nació la idea de fortificar el azúcar con vitamina A?
— A finales de los años sesenta, INCAP, junto con ministerios de salud y el Departamento de Salud de EE. UU., realizó una encuesta regional. En Guatemala, se detectó que el 26 % de la población tenía deficiencia de vitamina A. Era un problema grave.
¿Por qué se eligió el azúcar como vehículo?
— Porque su consumo era constante y llegaba incluso a las zonas más remotas. Era el alimento ideal para garantizar la cobertura nacional.
¿Qué dificultades enfrentaron al mezclar vitamina A con azúcar?
— La vitamina A es un polvo fino y el azúcar son cristales grandes. Para evitar la segregación, la encapsulamos con gelatina y aceites, logrando que se adhiera sin separarse.
¿Qué es la segregación?
— Es cuando se mezclan partículas de distinto tamaño y las más pequeñas se van al fondo. Con la técnica del encapsulado, logramos que la vitamina A se adhiera al azúcar sin separarse.
¿Cuánto tiempo tomó perfeccionar el proceso?
— Desde 1972 hasta hoy. La mejora es continua. En salud pública, todo se evalúa constantemente.
¿Cómo demostraron la efectividad?
— El doctor Guillermo Arroyave hizo estudios en comunidades. Tras seis meses de consumo de azúcar fortificada, los niveles de retinol —vitamina A— en sangre aumentaron significativamente.
¿Cómo afectó la zafra azucarera estacional?
— El azúcar se fortificaba en la zafra, que dura de noviembre a mayo. Esto significaba fortificar toda la producción nacional en ese periodo.
¿Qué nivel de pérdida encontraron en condiciones extremas?
— En pruebas en lugares con altas temperaturas y humedad, la pérdida llegó al 50 % en ocho meses. Eso permitió ajustar las dosis iniciales.
¿Cómo ajustaron las dosis?
— Originalmente, se exigía 15 mg por kilo con un margen muy estrecho, pero el proceso tiene 30 % de variación. Se hicieron ajustes en la norma para hacerlo viable.
¿Qué reveló la evaluación de 1995?
— La deficiencia bajó del 26 % al 16 %, concentrándose en niños menores de tres años. Se complementó con megadosis de vitamina A en menores de cinco años.
¿Cuándo se eliminó como problema de salud pública?
— Entre 1975 y 2010. En 2010, la deficiencia era de solo 0.3 %.
¿Hubo interrupciones en el programa?
— Sí, en los años posteriores al terremoto y por crisis políticas. Desde 1987, el programa se mantiene sin interrupciones.
¿Cómo se vigila la calidad actualmente?
— Desde 2011, con el apoyo de USAID, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y Unicef, se evalúan los indicadores nutricionales y verifica la fortificación.
¿Qué muestran los últimos datos?
— Menos del 1 % de deficiencia en mujeres y niños. El logro se ha sostenido.
¿Cómo ha variado el consumo de azúcar?
— El consumo se mantiene alto por hábitos culturales, no por la fortificación. La gente ni siquiera sabe que el azúcar está fortificada.
¿Cuál es la diferencia entre fortificación y suplementación?
— Fortificación es cuando se agrega el micronutriente a un alimento para toda la población sin cambiar hábitos. Suplementación: se administra una cápsula con megadosis, que requiere logística y cumplimiento individual.
¿Quién realiza el monitoreo externo?
— La Liga del Consumidor hizo monitoreos externos. Compraba azúcar en mercados y enviaba muestras al INCAP.
¿Cómo ha innovado la industria azucarera?
— Ahora fortifican justo antes de distribuir, lo que reduce la pérdida de vitamina A.
¿Por qué es importante ajustar la ley?
— Porque ya no se necesita tanta vitamina A, ni márgenes tan altos, y se debe evitar el exceso. El reglamento actualizado está en proceso de aprobación.
¿Por qué no se eligieron otros vehículos?
— El consumo de sal era bajo y su calidad deficiente; además, no podía absorber vitamina A. El aceite no estaba industrializado y el pan no llegaba a zonas rurales. El azúcar era el mejor vehículo.
¿La fortificación del azúcar es obligatoria?
— Sí. Es obligatorio y el INCAP monitorea la calidad constantemente.
¿La suplementación forma parte del programa público?
— Es responsabilidad del Ministerio. Solo se administra a menores de 6 a 11 meses, porque el resto está cubierto por la fortificación y la lactancia.
¿Cómo se administra la suplementación?
— En los centros de salud durante los controles de crecimiento. Antes se hacía en campañas, ahora solo en consultas regulares.
¿Qué resultados obtuvieron al analizar leche materna?
— En los años 90, encontramos niveles altos, comparables con los de madres suizas. Se confirmó en laboratorios de EE. UU. La explicación: el azúcar fortificada.
¿La reducción de problemas visuales se ha cuantificado?
— Sí, revisamos expedientes de hospitales. Los problemas visuales por deficiencia disminuyeron notablemente tras la fortificación y suplementación.
¿Cómo contribuye la vitamina A al desarrollo cognitivo y la longevidad?
— Mejora la inmunidad y reduce la inflamación. Ha contribuido a disminuir la anemia y mejorar la salud general, aunque no es el único factor.
¿Cómo se compara este programa con la fortificación de sal con yodo?
— Ambos son ejemplos exitosos de políticas basadas en la evidencia y sostenidas en el tiempo. El yodo eliminó el bocio y la deficiencia neurológica.
¿Qué legado deja este programa?
— Que con evidencia, alianzas y compromiso, Guatemala puede implementar políticas sostenibles y exitosas. La fortificación del azúcar con vitamina A es prueba de ello.
¿Qué mensaje debe recibir la población?
— Que exija azúcar empacada y fortificada. Debe conocer los beneficios de la vitamina A para exigir calidad e inocuidad.
¿Han estudiado el contrabando?
— Sí, en áreas fronterizas hay riesgo por azúcar no fortificada proveniente de México o Belice. Esto afecta la cobertura, por lo que se coordinan esfuerzos interinstitucionales para controlarlo.